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miércoles, 7 de julio de 2010

SAN MARCOS. Evangelio.



Para ENTENDER el Evangelio de San Marcos hay que situarlo primeramente en su tiempo y conocer sus circunstancias personales. Según la tradición, nació en Jerusalén y murió mártir en el año 67 ó 68 en Alejandría, Egipto. Es en esta ciudad donde funda su Iglesia pero no hay que olvidar que Marcos fue un judío convertido al cristianismo.

También, según la tradición, su cuerpo fue encontrado por unos mercaderes venecianos que llegaron a Alejandría lo recogieron y se lo llevaron a Venecia, ciudad de la que es patrón. A Marcos se le representa con un león alado símbolo de la fuerza y la fortaleza.

Según algunos autores Marcos fue sobrino de Bernabé por lo que tuvo una estrecha relación con Pablo al que acompañó en sus predicaciones por Chipre y Asia Menor. Más tarde, cuando se separa de él, marcha a Roma donde acompaña a Pedro en sus predicaciones.

Esta es la razón por la que algunos autores creen que Marcos recoge los escritos de Pedro y que éste desempeña un papel fundamental en sus escritos; sostiene que sus narraciones se decantan como si estas fueran dictadas por un testigo ocular de los hechos que describe.

El Evangelio de Marcos parece que fue escrito en Roma hacia los años 63 ó 64; es el segundo libro del Nuevo Testamento y el más antiguo de los evangelios canónicos. Como hemos dicho la tradición asocia a Marcos con Pedro. Sin embargo, también se desprende de sus narraciones la influencia de la tradición de una comunidad a través de la utilización de escritos para su catequesis. Hay exegetas que dicen que Marcos se encontró con documentación escrita sobre todo con datos referidos a la Pasión.

Durante mucho tiempo no se consideró el valor teológico que posee el Evangelio de Marcos quizás por la sencillez de su lenguaje. Sin embargo, es el primer Evangelio que se pone por escrito; el más primitivo, el más corto y, sobre todo, el más cercano a la realidad de Jesús.

Marcos nos muestra los sentimientos más humanos de Jesús y pone en relieve el sentimiento mesiánico. Jesús no quiere que se le conozca por sus acciones sino por su palabra. Marcos tiene una relación sencilla, popular y descriptiva por lo que se piensa que no va dirigido a cristianos que no procedían del judaísmo.

Hay muchos exegetas que afirman que este evangelio de Marcos fue utilizado como fuente directa por Mateo y Lucas.

En el Evangelio de Marcos hay una gran teología de la Cruz, basada en todas las causas que provocaron la crucifixión de Jesús. Nos muestra al Dios que muere en la Cruz haciendo ver a los hombres que la Cruz es el poder de Dios o mejor, que el que muere en la cruz es el Dios del amor: Que la cruz es el elemento revelador del que no podrá prescindir ni la fe ni la vida de las comunidades cristianas.

La obra de Marcos está escrita desde la óptica que pretende justificar que la cruz ha sido el único camino posible para que la gracia liberadora de Dios nunca estuviese supeditada a los intereses del mundo.

La cruz es la teología de la comunidad cristiana y desde esta visión escribe Marcos su Evangelio. Para él, Cristo no es grande por su poder sino por su muerte en la cruz. Cristo muere solidario con el sufrimiento del mundo y que por lo tanto es un orgullo para la comunidad amar y seguir a un Dios que muere en la cruz, que se revela donde los demás dioses no pueden, pues dejarían de ser dioses, en la simple humanidad. Marcos expone que Cristo no muere sólo por el proyecto del Padre sino que son todos, amigos y enemigos, los que hacen que su muerte sea inevitable, sobre todo porque su proyecto contradice todas las expectativas que habían puesto en Él.

Marcos trata de evitar que se pueda hacer un mito del Señor. Muestra también un interés por demostrar que los discípulos casi nunca entienden a Jesús. Esto puede ser interpretado como una transposición a los dirigentes de las comunidades de su tiempo que estaban llevando adelante una política eclesial más preocupada por la ortodoxia que por la ortopraxis, olvidándose de los puntos más radicales del compromiso con Jesús.

Es así como Marcos capta con claridad el peligro que esto representa para el cristianismo: El mensaje y la obra del Señor podría dejar de existir con el tiempo. Marcos es el Evangelista que más se ha preocupado de hacer una reforma de la tradición cristiana.

Intenta hacernos comprender que el mensaje de Cristo no acaba con su muerte sino que sigue vigente en nuestro mundo de hoy como una fuerza liberadora. El Evangelio de Jesús es algo que tiene que estar sucediendo cotidianamente. La palabra y la acción de Jesús van unidas a la praxis para que se pueda hacer posible la llegada del Reino de Dios.

En la jornada de Cafarnaún Marcos nos acerca aún más a la historia de Jesús así como el tipo de comunidad a la que se dirige. Estas jornadas encierran un sentido de realidad permanente que se puede vivir individual o comunitariamente ya que para Marcos el fenómeno de Jesús no acaba con su muerte: Su mensaje a los hombres se perpetuará por los siglos de los siglos.

Esta enseñanza nueva y liberalizadora es una constante en el Evangelio de Marcos, insistiendo en la acción liberadora en todas las situaciones de la vida, contra los que marginan y explotan, contra las leyes injustas hechas tanto en el Templo como por los de fuera que las acatan y practican pos su exclusiva conveniencia.

Contra todo esto Jesús trae la libertad, el perdón. Trae una nueva vida contra todos aquellos que quieran oír su Palabra dejando claro una vez más que la Palabra y la acción de Jesús van unidas a la praxis que haga posible la llegada del Reino de Dios.

El hecho de que Jesús comenzara la jornada en la Sinagoga es muy significativo. De esta manera trata de demostrar Su autoridad. Jesús está en el lugar donde se configura la religiosidad del pueblo y además el sábado estaba consagrado a Dios por excelencia. Él, con su actitud, rompe con la esclavitud e intransigencia que eran impuestas por los escribas y fariseos, pues ellos han hecho del día del Señor un día de opresión para los hombres.

Hace ver con su actitud que Dios está por encima de todas las leyes vacías de contenido humano que están oprimiendo al hombre restándole la libertad máxima: Ser hombres. Esta voz, este grito de libertad es lo que hace que Su autoridad profética y liberadora se extienda por toda Galilea. Su palabra hace acontecer algo grande; algo profundo: Con Él llega la soberanía de Dios.

Marcos también describe otro lugar que Jesús escoge para proclamar el Reino. Es en la privacidad de los que tienen ni voz ni sitio en la Sinagoga: La mujer.

Pero es el sitio más importante para la comunidad judía: La casa. Un lugar muy importante para Marcos ya que la casa sustituyó a la Sinagoga en las primeras comunidades cristianas. Lo que enseña Jesús en este lugar es duro de entender. Lo que sale del corazón de los hombres es lo que daña al hombre, porque es dentro del corazón de los hombres de donde sale el mal.

Un cuarto lugar descrito por San Marcos es la puerta, símbolo de lugar público. En la puerta, cuando Jesús cura a tanta gente y le acosan, Él hace ver qué mal ha de ser vencido ante los ojos de todos como revelación absoluta del poder de Dios sobre la impotencia de la muerte. Marcos aquí establece el secreto mesiánico para que no puedan confundir a Jesús con un milagrero.

Esta distancia queda marcada en los momentos en los que Jesús en el desierto ora y se pone en contacto con Dios. Sin la experiencia de Dios no puede funcionar el proyecto evangelizador del profeta pues es de la oración y del contacto con Dios de donde le llega a Jesús la inspiración.

Con su actitud curando al leproso y mandándolo al Templo para que los sacerdotes certifiquen que está limpio de impureza y ofrezcan los sacrificios, Marcos nos quiere decir que Jesús no necesita que nadie corrobore ninguna de sus acciones. Él ya había perdonado y liberado de las leyes injustas que excluían al leproso de la comunidad. Jesús, con esta acción, integra a todos dentro de ésta a la vez que hace una dura crítica a los sacerdotes por la imposición de leyes tan duras y excluyentes.

La segunda parte de estas jornadas muestran que están compuestas por cinco controversias bajo el lema de una enseñanza nueva con autoridad. La soberanía de Dios se manifiesta en el perdón de los pecados que puede otorgar el Hijo del Hombre.

La polémica aparece cuando Jesús, considerado simplemente como un hombre, se atribuye el poder de autoridad de perdonar los pecados echando por tierra la vieja concepción judía en la que enfermedad era igual a pecado. Con esto está acabando con la explotación del pecado; incluso va mucho más lejos cuando dice que Dios perdona, pero que es más importante que nos perdonemos los hombres; que en este perdón está nuestra libertad.

Los escribas saben que el razonamiento va dirigido contra ellos pues son ellos los que tienen al pueblo encadenado a sus egoísmos y vicios teológicos.

Marcos está haciendo una llamada al rigor que ya se está implantando en algunas comunidades y que pretende armonizar la vieja con la nueva ley. La pretensión de Marcos es que vean que la práctica del Evangelio es una acción liberadora que los saca del pozo sin fondo donde la mala interpretación de la Ley del Templo los tenía sumidos. Sólo podemos llegar a Jesús si nuestra fe está por encima de todo y conseguimos que ésta llene nuestra vida es decir, es más importante tener fe y confianza en Dios que la misma religión que se practica tan severamente.

Cuando Jesús comparte la mesa de los publicanos y los pecadores, está haciendo una llamada a compartir su vida. Es una llamada a la solidaridad sin excluir a nadie por ninguna razón. Todos pueden incorporarse. Jesús invita a compartir su mesa, tan solo quedan fuera los puristas que creen estar por encima de todo; los que llevan su rigor hasta sus últimas consecuencias sin pensar en lo principal que es el hombre: Estos son los que realmente traicionan la praxis de Jesús.

Con el ayuno se simboliza que no es necesario hacer grandes cosas para agradar a Dios. Él nos pide cosas pequeñas cada día. La solidaridad con los que no tienen nada, con los marginados, con los explotados. La religión y la vida nueva que Él ofrece no pasa sino por caminos tan sencillos como el amor. La gran novedad que Jesús está ofreciendo es la creación de nuevos ritos y nuevas formas que contienen la vida: Que la religión no puede llevar al hombre al callejón del sin sentido, sino que abre las puertas a una renovación permanente y continúa en la espera del Reino de Dios.

Esta espera no puede convertirse en una práctica ritual e irracional sino en la alegría por la experiencia de la salvación.

Del evangelio de Marcos se deriva especialmente que Jesús nos lega la libertad como un derecho inalienable. Con Su doctrina hace crecer la libertad en el interior del hombre para que no se sienta oprimido por la práctica de la religión sino que ésta sea para el hombre fuente liberadora en la búsqueda de su relación con Él.

Que esta búsqueda esté en todos los días y no en un día determinado: Así rompe el rigor y la intransigencia del sábado…. .

El sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado. Para Marcos, la autoridad de Jesús está en la Palabra misma, en Su fuerza liberadora de las conciencias oprimidas y del acontecer de la gracia de Dios.

El mensaje de Jesús, para el que quiera entenderlo, sitúa al amor dentro de las necesidades humanas por encima de toda práctica religiosa. Además, la práctica de la religión no debe ser un yugo que oprima al hombre sino todo lo contrario: Que sea un grito de libertad y humanidad ya que la finalidad de la religión es hacer al hombre.

La respuesta a esta ofrenda de libertad fue la delación y más tarde la muerte.

Marcos ha puesto sus esperanzas en una visión nueva de la comunidad cristiana y muy especialmente en las de los paganos bien dispuestos. Él considera bien superado el judaísmo puesto que la nueva fe se abre para todos aquellos, sean judíos o paganos, que optan por Jesús como Hijo de Dios.

Gracias a la O.T.

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