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martes, 20 de julio de 2010

EL TEMPLO DE SALOMÓN.


Antiguamente estuvo muy difundida la idea de que todo edificio sagrado era cósmico en el sentido de que estaba hecho a imitación del universo, que reproducía la estructura íntima del universo. Como indican los ritos y métodos de construcción hindúes, el templo viene a ser la cristalización de la actividad celeste, lo que se corrobora en el Antiguo Egipto al describir un espacio religioso afirmando: "este templo es como el cielo en todas sus partes".

La fundación del edificio comienza por la orientación, especie de rito que establece una relación entre el orden cósmico y el orden terrestre, entre el orden divino y el humano. El término latino "templum" significó el sector del cielo que el augur romano delimitaba con ayuda del báculo y en el cual observaba los fenómenos naturales como el vuelo de los pájaros; por ello, la palabra templo está en relación con la observación de los astros y vino a designar el lugar donde se llevaban a cabo las investigaciones astronómicas.

El procedimiento tradicional de hacer la orientación es universal y fue descrito por el arquitecto romano Vitrubio. Se orienta el edificio por medio de un gnomon y se llevan a cabo tres operaciones: trazado del círculo, trazado de los ejes cardinales y la orientación, y trazado del cuadrado base.

La idea arquetípica que se repite es la del templo como lugar de unión del cielo y la tierra, siendo el santuario el centro por donde pasa el eje que enlaza las tres regiones cósmicas. Se comprenden los nombres de los zigurats de Caldea conocidos etimológicamente como "lugar entre el cielo y la tierra". Se explica lo que canta San Máximo el Confesor en su poema sobre Santa Sofía de Edesa: "es una cosa realmente admirable que en su pequeño tamaño, (este templo) sea semejante al vasto mundo".

Este sentido cósmico no faltó en el templo de Salomón, que hoy resulta difícil de precisar porque fue destruido. Tanto la estructura del templo como su mobiliario fueron interpretados de acuerdo con las correspondencias del simbolismo cósmico. Así decía Flavio Josefo: "la razón de ser de cada uno de los objetos del templo es recordar y figurar el cosmos".



El precedente del templo de Jerusalén fue la Tienda Santa, cuyas dimensiones describe el libro del Éxodo (36, 8-38): estaba formada por veinte tablones de acacia, revestidos con lienzos de lino. Era la "tienda de la reunión", con un espacio interior dividido en dos estancias separadas por una cortina. El espacio del Sancta Sanctorum era de forma cúbica, pues los antiguos orientales vieron en esta forma una imagen del cielo; en este espacio la oscuridad era total, pues según una creencia antiquísima, Dios habita en lo oscuro. La tienda se hallaba ubicada en un patio, rodeado por sesenta columnas, revestida de plata, con los espacios intermedios cubiertos de cortinas de lino. En la parte oriental de este patio, ante la puerta de la tienda, estaban el altar de los holocaustos, que era una caja de madera de acacia recubierta de cobre y adornada con cuernos, que aludían a la divinidad; en esta parte del patio había un lavamanos para los sacerdotes. En la parte oriental de la tienda estaba el Arca de la Alianza, y en el espacio interior occidental se hallaban el altar del incienso o de los perfumes, la mesa de los panes de la proposición y el candelabro de los siete brazos; la idea de este último debía de venir del mundo religioso de la mitología mesopotámica como una referencia al árbol universal o árbol de la vida. Todo esto parece haber sido el utillaje litúrgico de la tienda, que era portátil, como lo fueron algunos santuarios cananeos.

La idea de un templo fijo surgió hacia el año 1000 a. C., a raíz del traslado de la capital de Hebrón a Jerusalén, cuando David conquistó la fortaleza jebusea; allí David construyó su palacio y un tabernáculo para la instalación del Arca de tal manera que la "ciudad de David" pudiera transformarse en el centro religioso de Palestina.

Correspondió a Salomón realizar el verdadero templo, cuando amplió la capital. Las medidas y su esplendor están descritas en la Biblia y por ello sabemos que su planta se adaptaba a la "casa larga" mesopotámica o templo con vestíbulo, la nave (habitación larga) y el adytum (cámara cuadrada). Estaba orientado en la dirección este-oeste, con un patio para el altar de los holocaustos, frente a la puerta del templo, adornada con dos columnas de bronce que medían 12 codos de alto por 4 de diámetro. La nave constaba de dos espacios: el lugar sagrado o hekal, y un santuario o debir , lugar sagrado por excelencia. En el patio se situaba el altar de los holocaustos a manera de zigurat de tres pisos, a los que se accedía por una escalera; además estaba el Mar de Bronce, pila gigantesca metálica de 10 codos de diámetro y 5 codos de profundidad, que se apoyaba en doce bueyes, dispuestos en cuatro grupos de tres, colocados en la dirección de los puntos cardinales.

Se dice que el templo fue construido según el modelo de la tienda santa, antes descrita, y que sus medidas, sin los edificios anexos, parecen haber sido el doble que aquella. Hasta el presente no han sido posibles las excavaciones en el Templo de la Roca o Mezquita de Omar, donde estuvo el Templo de Salomón; la "roca sagrada" de la mezquita actual fue la del templo salomónico, y no se sabe con seguridad si sobre ella estuvo el arca o el altar de los sacrificios. Otros elementos de la forma de este templo hebreo vienen de la arquitectura fenicia, porque Salomón encomendó al arquitecto Hiram de Tiro su construcción. En cuanto a las dos columnas de la fachada, su origen puede rastrearse ya en santuarios neolíticos; respecto a sus nombres de Jakim y Boaz señala Mertens como probable que deriven de inscripciones que debieron tener y que empezaban por estas palabras: "Que él erija (Jakim) esta casa" y "con poder (Boaz) expulse de estas puertas a todos sus enemigos".

Fue grande el esfuerzo realizado por Salomón en esta construcción religiosa, y como en el pueblo de Israel no había tradición artística, aceptó las formas de otros pueblos con el único fin de dar esplendor al culto. No faltaron las consideraciones políticas pues tal templo era "capilla real" del palacio, en la que debían de converger los sectores de Israel y de Judá, que constituían el reino.

Si el templo fue una imagen cósmica, en el de Jerusalén esto se confirmaba porque Salomón cumplió lo ordenado por Yahvé: "Tú me ordenaste edificar un santuario en tu monte santo y un altar en la ciudad donde habitas, imitación de la tienda santa que habías preparado desde el principio". La razón de armonía viene de la mencionada tienda, que reproducía un tipo de espacio sagrado ya que sus medidas fueron reveladas por Dios a Moisés en el Sinaí; por otra parte, la cubierta de la tienda tenía sentido cósmico y aludía a la bóveda celeste, que es la imagen más impresionante de Dios, como revelación de la morada en que habita. Tema central en un templo es la orientación, es decir, la armonía que este microcosmos terrestre tiene con el gran cosmos.

A este aspecto parecen referirse las comentadas columnas de la fachada, que señalaban la variación del amanecer del sol en el horizonte entre los solsticios de verano e invierno cuando lo observaba el sacerdote sentado en una silla colocada en el centro del lugar sagrado, y él miraba de cara al sol en el amanecer.

Otro objeto ritual en relación con la orientación parece haber sido el Mar de Bronce, que servía para las abluciones de los sacerdotes, aunque por su altura era poco funcional. La orientación está clara porque los bueyes habían sido distribuidos en cuatro grupos de tres para relacionarlos con los puntos cardinales; se comprenden que algunos exégetas vieran el Mar de Bronce en su origen como un observatorio astronómico, que tenía como misión determinar y señalar en el cielo la vuelta periódica de los ciclos litúrgicos, con correspondencia de las tablas astrales, solares y lunares, merced al juego de la doble numeración decimal y duodecimal.

El sentido cósmico de este templo se subrayaba por las tres esferas que comprendía: el cielo, la tierra y el mar. La tierra estaba representada por el tabernáculo, en el que estaban los elementos litúrgicos del candelabro, de la mesa de las proposiciones y de altar de los perfumes; al mar y al agua aludía el atrio con el Mar de Bronce; finalmente, el cielo estaba figurado por la cámara oscura del Sancta Sanctorum, que era la morada de Yahvé.

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