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martes, 31 de mayo de 2011

METATRON, el Cubo y Henoc: una breve introduccion.

Metatrón es el nombre de un ángel (también se puede ver escrito como Metratón, y otras en latín: Metator) presente en el judaísmo y algunas ramas del cristianismo; sin embargo no hay ninguna referencia a él en la Tanaj judía (el Antiguo Testamento de los cristianos) ni en el Nuevo Testamento cristiano.
 
Descripción

No hay consenso acerca de su génesis o del rol que representa en la jerarquía del cielo y el infierno.
En la versión talmúdica leída por el erudito karaíta Kirkisani, Metatrón es una figura misteriosa llamada «YHWH menor».

Curiosamente, el término hebreo metátron es numéricamente equivalente a Shaddai, de acuerdo con el gematria hebreo, por lo que se dice que tiene un ‘nombre como su amo’. El Talmud también registra un incidente con Elisha ben Abuya, también llamado Aher (‘otro’), de quien se decía que había entrado en el Paraíso y había visto a Metatrón sentado (una posición que en el Cielo sólo se le permite a Yahwé mismo). Por lo tanto Elisha ben Abuya consideró que Metatrón era una deidad, y dijo: «¡Realmente hay dos poderes en el cielo!». Los rabinos explican que a Metatrón se le permitió sentarse debido a su función como escriba celestial, que registra todos los hechos de Israel.

De acuerdo con una doctrina judía, Henoc (‘instructor’, primogénito de Caín) fue llevado por Yahwéh y transformado en Metatrón. Sin embargo esta opinión no es compartida por muchas autoridades talmúdicas. También parece que existen dos Metatrones, uno de siete letras y otro de seis. El primero sería el Metatrón primordial y el segundo Enoc.

El Zohar llama a Metatrón «el Joven», y lo identifica como el ángel que guió al pueblo de Israel en el desierto, luego del éxodo desde Egipto, y lo describe como un sacerdote celestial. También se menciona a Metatrón en los Seudoepígrafos, principalmente en el hebreo Libro de Enoc (también llamado el Tercer Enoc), en el cual reaparece su título como «el YHWH menor».

De acuerdo con Johann Eisenmenger, Metatrón transmite las órdenes diarias de Yahwéh a los ángeles Gabriel y Rafael. A veces a Metatrón se lo identifica como hermano gemelo de Sandalfón, quien se dice que fue el profeta Elías.

Según el escritor Robert Graves, el término metatron sería una corrupción hebrea del griego metradromos (‘el que persigue con venganza’) o de meta ton thronón (‘más cercano al trono’).[1]

El cubo de Metatrón

La fruta de la vida (un componente de la Flor de la Vida, un cuerpo de la geometría sagrada) está compuesto de trece círculos. Si cada círculo se considera un "nodo", y se conecta con el siguiente mediante una única línea recta, un total de setenta y ocho lineas resultan creadas. Así, el cubo de Metatrón es un cuerpo geométrico directamente obtenido de la "Fruta de la vida"; dentro del cubo se pueden encontrar otros cuerpos, como los dos modelos dimensionales de los cinco sólidos platónicos.
En las primeras escrituras cabalísticas se dice que Metatrón creó este cubo a partir de su propia alma. Esto se puede ver también en el arte cristiano, donde éste aparece sobre su pecho, o flotando detrás de él. El cubo de Metatrón se considera también un glifo sagrado, y a veces se dibuja alrededor de un objeto o persona para protegerlo de los demonios y los poderes satánicos. Esta idea también aparece en la alquimia, en la que el círculo fue considerado un círculo de contención, o un círculo de la creación.

Metatrón y Henoc

Más tarde, el mito hebreo convierte a Henoc en el ángel ayudante y consejero de Yahvéh Elohím y también en patrono de todos los niños que estudian la Torá.
Según el Sefer Hejalot (midrás sobre los secretos del Cielo, estrechamente relacionado con el Libro de Henoc):
El sabio y virtuoso Henoc ascendió al Cielo, donde se convirtió en el principal consejero de Yahvéh Elohím y desde entonces fue llamado Metatron. Yahvéh Elohím puso su propia corona sobre la cabeza de Henoc y le dio setenta y dos alas y numerosos ojos. La carne de Henoc se transformó en llama, los tendones en fuego, los huesos en ascuas, los ojos en antorchas, el cabello en rayos de luz, y lo envolvió la tormenta, el torbellino, el trueno y el rayo.[9]
Metatrón sería una corrupción hebrea del griego meta-dromos, ‘el que persigue con venganza’, o de meta ton zronon, ‘cercano al trono’.
Los setitas (descendientes de Set) hacían voto de celibato y llevaban vida de anacoretas, según el ejemplo de Henoc.
Según el Génesis 5.22-24, Henoc era un hombre justo, «caminó con Yahvéh», vivió 365 años, y desapareció, porque Yahvéh se lo llevó sin que muriera.
El escritor midrásico judío Bar-Hebraeus escribió:
Henoc fue el primero que inventó los libros y las diversas formas de escritura. Los antiguos griegos declaran que Henoc es equivalente a Hermes Trimegisto, y enseñó a los hijos de los hombres el arte de construir ciudades, y promulgó algunas leyes admirables [...]
Descubrió el conocimiento del zodiaco, y el curso de los planetas; y enseñó a los hijos de los hombres que debían adorar a los Elohim, que debían ayunar, que debían rezar, que debían dar limosnas, ofrendas votivas y diezmos. Reprobó los alimentos abominables y la ebriedad, e instituyó festivales para sacrificios al Sol, en cada uno de los signos zodiacales.
En el Corán, el profeta Henoc es conocido como Idris, y se le describe como sigue:
¡Verdaderamente! Es un hombre de verdad y un profeta. Le elevamos a un alto puesto.
Para los mormones, este Henoc fundó la ciudad justa de Sión en un mundo pecaminoso. Él y los habitantes de toda la ciudad fueron «trasladados» por Yahvéh y se esfumaron de la superficie de la Tierra antes del Gran Diluvio. Dejaron a Matusalén y su familia (incluido Noé) para que las gentes justas siguieran poblando la Tierra.
Según el 2 Henoc, texto apócrifo y pseudoepigráfico, el dios Yahvé se llevó a Henoc y le transformó en el ángel Metatrón.
Se dice que el rey Salomón adquirió gran parte de su sabiduría en el Libro de Raziel, colección de secretos astrológicos tallados en zafiro, que guardaba el ángel Raziel.
En el capítulo 23 del 2 Henoc, el Henoc eslavo dice que el dios El dictó a Henoc su conocimiento cósmico, después designó a los ángeles Samuil y Raguil o Semil y Rasuil para que acompañaran a Henoc en su regreso a la Tierra y ordenó a éste que legara esos libros a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Tal sería el origen del Libro de Raziel, que fue entregado, según la tradición judía, por el ángel Raziel a Adán, del cual pasó a Noé, Abraham, Jacob, Leví, Moisés y Josué antes de llegar al rey Salomón.
Según el Targum sobre el Eclesiastés:
Cada día el ángel Raziel, erguido sobre el monte Horeb, proclama los secretos de los hombres a toda la humanidad y su voz resuena alrededor del mundo.
Un denominado Libro de Raziel, que data aproximadamente del siglo XII, fue escrito con toda probabilidad por el cabalista Eleazar ben Judah de Worms, pero contiene creencias místicas mucho más antiguas.

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