Durante trescientos años, Henoc aprendió todos los secretos (del Cielo y de la Tierra) de los bene Elohím (‘los hijos de los Señores’). De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.
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viernes, 28 de octubre de 2011
Ágape Nocturno.
Llegado el momento, el rey Salomón dijo
a los obreros que tallaban la piedra:
tengo vino y pan, compartámoslos,
celebremos una fiesta juntos. Descenderé de mi trono
y todos los Hermanos deberán venir a este ágape,
¡Como Compañeros, ni más ni menos!
Enviemos presto una chalupa a Hiram de Tiro,
que nos asegura provisión y transporte
de tan hermosos árboles. Decidle que los Hermanos y yo
deseamos hablar con nuestros Hermanos que navegan por los mares,
y que seremos dichosos encontrándoles en nuestro ágape,
¡Como Compañeros, ni más ni menos!
Enviad también mensaje a Hiram Abif,
Gran Maestro de fraguas y minas:
yo mismo y los Hermanos vamos al ágape,
ya sea llevando ricos adornos o modestas vestiduras,
¡Como Compañeros, ni más ni menos!
Dios reservó a cada uno su sitio: al cedro majestuoso,
al modesto hisopo y a la morera silvestre, a la higuera
y al espino… ¡pero esto no es razón suficiente
para reprochar a un hombre que no haya llegado a ser
aquello a lo que no estaba necesariamente destinado!
Y a propósito de nuestro Templo, mantengo y afirmo:
¡Sólo somos Compañeros, ni más ni menos!
Así lo ordenó y así se hizo.
Y los Cortadores de Madera y los Masones de la Marca
vinieron con los simples marineros de la flota de Sidón
y los almirantes del Arca Real;
se sentaron, celebraron este ágape,
¡Como Compañeros, ni más ni menos!
En las canteras hace todavía más calor
que en las fraguas de Hiram,
nadie a salvo queda del látigo del vigilante.
Con harta frecuencia nieva en el paso del Líbano,
y sopla el viento siempre frente a la bahía de Jaffa.
Pero cuando llegó el momento, llevó el mensajero
la orden del rey Salomón: ¡olvídate de todo!
Seas mendigo, amigo de reyes
o par de príncipes, Hermano ¡olvídate de todo eso!
¡Compañero solamente! Y olvida lo demás.
Rudyard Kipling
Publicado por
Eusebio Baños Gómez
en
13:35
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Etiquetas:
Literatura,
Masoneria,
Poesía.
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